Boliches amateur


Es fabulosa IN, la in-flight magazine de aerolíneas LAN, siempre cuenta con escritores de primera y tiene un diseño impecable.  

Fue un lujo haber publicado allí.
 Para esta revista escribí esta nota hace unos años y David Epstein hizo la traducción al inglés.


A d i ó s   a   l a  
d i s c o !

 Una tendencia avanza furtivamente en ciudades ávidas de andanzas nocturnas.Las emociones intensas ya no desfilan por bares rebosantes y ruidosas discotecas.Hoy, la fiesta, está dentro de las casas.

Ilustración de Germán Herrera
http://germanh.blogspot.com/ 
Los enormes salones estruendosos de las discotecas, las barras atestadas de olor a cerveza derramada, el más perfecto anonimato de seres que bailan entre celebridades consagradas y aspirantes, son algunas escenas que empiezan a formar parte del pasado. Ahora, hay nuevos templos para soltar la adrenalina nocturna, otra geografía de la diversión urbana. Esta noche, tu propia casa -o la de tu amigo- puede ser el centro del mundo. 




Belle de nuit 
De día son departamentos tranquilos, casas de familia comunes y corrientes o quintas elegantes. Pero cuando la oscuridad se traga el brillo diurno, estos espacios disciplinados se transforman en fabulosos boliches amateurs. (En algo, esta mutación nos recuerda a “Belle de jour”, aquel film en el que la perfecta Catherine Denueve interpreta a la dama aristocrática que -sólo de día y por placer- se transforma en sacrificada proletaria de un sórdido burdel).
Las fiestas caseras convocan a su público por email. Alguien decide abrir su casa, y el dato empieza a correr. Tragos exóticos a precios razonables; espíritu bohemio, y un público que no se siente obligado a vestir el uniforme fashion. Comidas caseras y musicalización abierta: los concurrentes pueden llevar sus propios CDs. Todas estas razones convirtieron a los boliches amateurs en un imán nocturno de la vertiginosa ciudad capital de la Argentina. 

Give me shelter 
 “Making love and breaking hearts/
It is a game for youth /
But I'm not waiting on a lady /
I'm just waiting on a friend” canturrea Eric, siguiendo la canción que susurran los Rolling Stones desde lejos. Él es dibujante y fanático de la tendencia: “Es la era de la intimidad”, dice, con la certeza de quien ha visto pasar muchas fiestas, décadas, ciudades y excesos. “Es una nueva forma de socializar. Aquí somos todos desconocidos, pero somos todos casi amigos”, asegura. 
A comienzos de los ‘90, las llamadas “fiestas nómades” hicieron furor en Buenos Aires. Los boliches amateurs son herederos de esta tradición de espíritus errantes: los encuentros siempre van rotando de epicentro. Al menos 50 casas funcionan ocasionalmente como centros de reunión. 
“Stumbling… Onto the heart of Saturday night”, vocifera Tom Waits desde el parlante de una terraza concurrida. Pero falta poco para que amanezca, y antes de que la luz solar queme las pupilas, la fiesta morirá. El dueño de casa nos invita el último trago de la noche. 
Dónde será el próximo encuentro?
 Tomorrow never knows.
Claro. Mañana... nunca se sabe.